A veces...

viernes, 20 de junio de 2008 | |

*

A veces...


I


Los deseos me agobian:

Deseo (o eso quiero creer)
Ser menos cierto.

No lo soy.

Esto que digo desear
Ni siquiera es cierto.
Es tan frío, lejano,
Y la mentira me atormenta, me persigue.

Pues mis palabras son torpes y torcidas,
Mis pensamientos comunes,
Brumosos.

Porque soy la frialdad de un páramo,
Una fría extensión de tierra:
Despejada, inocente.


Cieno, frío.

Eso es lo que hay dentro de mí.

Simulacros de una pasión mal entendida,
Contaminada.
La fría precisión de una navaja:

Me ahoga el murmullo de un grillo
Que me susurra habla al oído,
Que dicta en silencio, sacrilegios y asesinatos,
Sueños
Que no alcanzo a recordar.

Palabras que son brotes de tierra, lenguas extrañas,
Aún desconocidas.

Íntegras. Perezosas.



Murmullos que brotan, corren
Como el agua salobre.

Imágenes,
Tantas veces creadas,
Tantas veces manoseadas,
Tantas veces refugio,

Ahora son el silencio que me conduce a través de la incertidumbre y la extrañeza.

De no saber si quiera quién soy:
Sí este que sueña,
O ese otro que habla,
Manosea
O grita

Me enfrento a lo que no conozco,
A lo que siempre he sido,
A lo que siempre he deseado.

Es el murmullo que crece: entonado.

Es el murmullo siempre presente, gota de ansiedad
Que hiere, galvaniza, destruye,
Carcome.

Ansiedad.

Saber que no soy lo que pretende
La noche;

Saber que detrás,
En la oscuridad de mi rostro,
En la profundidad de mis labios,
No hay nadie más que yo.
Otro,

Alguien más,

Un completo extraño,
Un desconocido.

Menos tierno,
Menos fiel.




II


Escribo porque la noche me lo permite,
Mi lengua es una brújula descompuesta,
Un navegante fastuoso.

Me busco, pero antes de encontrarme
Desaparezco.

Entono un verso errado y comulgo con besos hipócritas.

No soy quién para afirmar nada,
Deambulo sordo,
Entre sombras.

Escribo porque la noche me lo permite, me lo sugiere.

Porque la certera ironía me ha despejado de cualquier certeza. Soy la bruma. Una mirada y un silencio. Todo confluye, un delta. Una búsqueda, las letras escritas sobre el silencio.

No hay muchos retornos en este viaje emprendido.
¿Certezas?
Ninguna.

Solo el resonar del viento que entona una vieja canción de cuna.
Antiguo canto de una garganta reseca, herida de muerte.
Abandonada.

Solo el velo de una mentira que viaja con el viento,
Retorcida, seca.
Abandonada.
*Nueva versión.

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