“Sí no pueden, renuncien.”

“Sí no pueden, renuncien.”


No creo que al salir a la calle a pedir un alto a la violencia del crimen sirva de mucho. ¿La razón? Muy simple: La cara cotidiana que vemos del crimen es solo uno de los azotes de nuestra sociedad, pero el mayor problema de nuestra sociedad tiene nombre y apellido y se llama impunidad. Pero no hablo de la impunidad de los delincuentes comunes, que pisan la cárcel para salir pocos meses después. No, me refiero a la impunidad de nuestras clases gobernantes. ¿Quién puede creer qué un acuerdo de seguridad firmada por el Gobernador Constitucional de Puebla, Mario Marín? ¿No es el mismo que protege una red de pederastas y pornógrafos infantiles? ¿Quién puede creer en un acuerdo firmado por un violador de los derechos humanos y asesino de periodistas como lo es el señor gobernador del estado de Oaxaca, Ulises Ruiz?
¿En un acuerdo firmado por líderes sindicales corruptos, acusados al mismo tiempo de asesinatos, como lo son Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps?

Vamos, hablando seriamente, el problema no es el narco, que con sus acciones de violencia extrema genera un clima de inseguridad. Tampoco son los secuestradores, que generalmente resultan ser policías en activo. No, el problema en México se llama impunidad. Una impunidad generalizada y que todos los ciudadanos alimentamos, además.

Pero ese no es el punto. El punto es que al salir a la calle hoy por la noche, solo le estamos dando estandartes a nuestros corrupta clase política que enarbolar. Lo que deberíamos exigirles a nuestros gobernantes no es que se pusieran a trabajar, sí no que se fueran. Que se vayan todos: Desde el jefe de gobierno de la ciudad de México que con sus ínfulas de sabelotodo no ha hecho nada para acabar con la impunidad, porqué sí fuera así, ¿qué me diga entonces en dónde están los culpables del caso Newsdivine? Pura impunidad. Crearon un chivo expiatoria, que los jueces ya dejaron en libertad además, pero no fueron capaces de aceptar sus culpas y renuncias por la mala labor hecha en ese caso y la criminalización de la juventud que el caso terminó por desnudar.

Pero el gobierno federal tampoco canta mal las rancheras y sí no díganme en dónde están los militares presos por haber violado y asesinado a una anciana en la Sierra de Zongólica? O los militares que asesinaron a una familia en la Sierra de Sinaloa? ¿En donde la depuración de sus cuerpos policíacos?

Vamos, que como lo dijo el señor Martí, “Sí no pueden, renuncien”.

Yo les diría, ya no pudieron, mejor váyanse.

En fin, por eso no salgo a la calle. Además de que politizar una marcha como la del día de hoy me parece de un egoísmo monumental, porque sí la tragedia del señor Martí es inmensa, pero en la calle somos nosotros los ciudadanos de a pie, los que de verdad resistimos la ola de violencia e impunidad, pero solo es hasta que se toca a uno de los hijos de los hombres más ricos del país, cuando los políticos y los medios de comunicación se dan cuenta de que la violencia esta desatada.