Despertar

lunes, 25 de mayo de 2009 | |

Despertar siempre es un acto difícil para mí. Me gusta dormir, soñar. Y sin embargo al abrir los ojos no puedo dejar de preguntarme qué hora será. No es temprano, lo sé, pero la claridad del cielo y los ruidos de la calle me hacen pensar lo contrario.
Al asomarme por la ventana puedo observar un cielo gris, encapotado, y sol que se pierde lentamente. Me lavó los dientes para quitarme una vez más el sabor ocre en mi boca y pongo a calentar el agua para el café.
Regresó a la cama, único rincón acogedor de mi casa y retomó la lectura de la noche anterior: la revista Shandy cae entre mis manos y empiezo a leer un artículo de la visión erótica en la literatura de Kawabata.
Retomó la idea del artículo que acabo de leer sobra el erotismo en la novela de Kawabata, que me hace recordar que “La casa de las bellas durmientes” es el antecedente directo de la última novela de García Márquez,”Memoria de mis putas tristes”. Novelas sobre el ocaso del placer. Pienso que cuando llegué a esa edad (64 para el protagonista de Kawabata y 80 para el de García Márquez) extrañaré duramente, tristemente la falta de sexo. Sí llego a esa edad.
Tomarme el café me prepara mentalmente para tomar un baño con agua fría, que terminará por despertarme: no hay agua caliente en mi baño, pues el calentador simplemente ya no quiere funcionar. Pensar en lo que sigue, salir a la calle, pensar en las palabras correctas para derrotar al insomnio, buscarle el tiempo al día para poder escribir una que otra imagen, una que otra frase correcta que se acerque a lo que de verdad quiero decir.

1 comentarios:

dèbora hadaza dijo...

despertar también para mi es dificil, pero me gustan los días encapotados y el cafe por las mañanas, tardes o noches, aunque ya casi no tomo.