21 gramos

miércoles, 19 de agosto de 2009 | |

A la muerte le gusta besarme en los labios,
recorrerme el cuello con la lengua,
morderme la oreja,
observarme de reojo
mientras juega Play Station sentada en mis piernas.

A la muerte le gusta fumarse mi mota y escuchar a The Killers.

A la muerte le gusta alimentarse de mis mentiras
mientras se inyecta heroína en el brazo.

Sabe que callo por miedo.

Después se va a la calle,
envuelta en el tufo de un vaso de ron.

La muerte le gusta besar incautos.
que recoge en los parabuses,
mientras bebe cervezas en portones oscuros.

Sus besos son pandemias que azotan a la ciudad.

La muerte es una constante.
Un juego,
Una ilusión.

Una mentira más.
Una amiga indecisa,
una zorra perfecta.

Pero no conozco las palabras correctas
para alejarla de mí.

Sé que esta ahí,
velando mi sueño,
cubriendo mi cuerpo.

Sé que está ahí
respondiendo mis mis mails.

Sé que esta ahí,
justa e inaprensible,
esperando a mi caída,
para besarme a hurtadillas.

Sé que esta ahí
en medio de la sala,
esperando mi descuido
para traicionarme,
para cogerse a cualquiera.

Porqué es negra y traicionera,
y solo espera que yo cierre los ojos
para caer sobre mí
y cortarme la garganta.

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