Sentarme en el camellón de insurgentes a llorar las nuevas perdidas:
Esas que te dejan sin nada en los bolsillos,
con el cuerpo astillado,
hecho polvo.
Sentarme a llorar
mientras pasan los autos que van hacia algún lugar al que yo ya no puedo ir.
Desear sólo el plomo para callar las lágrimas que brotan.
Una tras otra.
Llorar lo que no se puede remediar
Insurgentes esquina con Medellín
sábado, 3 de octubre de 2009 | Publicado por Historias | Noticias | Regresiones | Reflexiones | Revelacionnes en 12:48 | Etiquetas: Poesía
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