Gamoneda

viernes, 4 de enero de 2008 | |

Leo a Antonio Gamoneda:


"Ah la morfina en mi corazón: duermo con los ojos abiertos,
ante un territorio blanco abandonado por las palabras."



Sencillo, adusto. Son todos los adjetivos que llegan hasta mí al leer este poema de Gamoneda. Me parece además pariente cercano de Pessoa.

" y volví a ser veloz sin destino"
Es una obra vertiginosa, limpia, pero de esa limpieza de mañana fría, gélida, una obra que es atravesada por mareas subtérraneas que atraviesan el continente de nuestras dudas, razones, es una poesía que cruza sin mancharse, el pantano de la lúcidez y la claridad.
Una obra extraña; sentimiento y razón se confunden, se atraviesan, se complementan en sus ligeros párrafos.
Una obra medida, contenida que emana un aire contemplativo.
Gamoneda me recuerda a un joóven aprendiz de brujo, un joven Fausto, que mezcla pasión y por la vida y amor hacia la sabiduría.

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