viernes, 4 de enero de 2008 | |

Para saberme vivo
¿Adónde vas?-Preguntó aquella voz desde un rostro moreno, oscuro.Desde una sonrisa lúbrica.
Voy a ahogarme en el mar- Quisiste contestarte-. A ver sí la sal me quema las pupilas.- Quisiste gritarle.

Pero las palabras ya no estaban ahí. Estaban ahogadas. Asfixiadas.
Atrapadas en tu garganta.
Secas. Muerto. Así te quedaste. De piedra.Un olvido más. Otro. Uno diferente, no aprendido, no cambia mucho las cosas.
Todo lo que pasaba ante ti, por pequeño e insignificante que fuera, servía. Una sonrisa. Una mirada. Un encuentro. Una cerveza.
Todo era suficiente, necesario. Vital.Sí las palabras fueran tus amigas, no las tocarías, no las manosearías de esa manera. No serías tan grosero como para acariciarlas, besarlas, con esa lengua sucia y mentirosa, que bien que sabes que tienes.
Prefieres el silencio.Pero necesitas escucharme, para saberte vivo.
Para quererte vivo.

¿Muerto?Muerto ya estas. Un poco más todos los días.Solo es cuestión de tiempo.
Por eso necesitas escucharme.
Hablarte y mentir.Para saberte.

Voy a ahogarme en el mar- Quisiste contarle.

Voy a ahogarme en la sal.– Quisiste gritarle.

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