lunes, 23 de junio de 2008 | |

Recorrer en silencio


Recorro en silencio tu piel,
Con miedo más que ternura;

Sediento me pierdo,

Piel que atraviesa la noche,
Que atrapa en sus manos el frío del invierno,

Piel de aire puro,
De cristal ardiente.

Mi cama es tu santuario,
En donde se levantan las torres de tus senos,
Tu santuario
En donde tus ojos recogen
El suave murmullo
Del sediento mar,
En donde tus muslos recogen
El suave vaivén
De las mareas salinas
Que van y vienen
Entre tus piernas:

Sal que cubre mi cuerpo
Para engañar a la luna.

Tocar tus ojos con mi lengua,
Y acariciar tus muslos con mis ojos,

Recorrer tu espalda
Y regresar a la oscuridad de tu vientre;
Refugio,

Santuario de mis besos,

Caverna de mis deseos,

Tumba de mis dedos.

Tocó el frío de la noche con tus besos,
Alimentando así la fragilidad de mis deseos,

Amamantas,
Alimentas,

Recorro las imperfecciones de tu piel,
Me pierdo, una vez más, en ellas.

Beso y regresó a ser lo que una vez fui:
Una estatua de sal,
Un monumento siempre listo a dar el salto,
Un arquero.

Tocar tu cuerpo,

Para asegurarme que tu piel no es más una herida abierta,
Que quema,

Tocar tu cuerpo

Para asegurarme que tu piel no es más una ilusión que se me escapa.

Recorrer tu piel

Para detenerme un instante en la perfección de una caricia cegadora.

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