¿Casualidad?

jueves, 27 de noviembre de 2008 | |

El día en que me llego tu mensaje, en el que me decías que sabías que yo no creo en nada, pero que querías que te escribiera una oración para tu padre, me encontraba en el trabajo y estas frases me habían asaltado, se me habían atravesado, segundos antes de que mi celular empezará a sonar con el tono de mensaje entrante. .

¿Casualidad? No creo en ellas. Lo cierto es que cuando me pediste una oración, pensé que no era muy buena idea, pues no creo en nada, como bien lo dices tú en el mensaje. Hace años perdí la fe en cualquier tipo de más allá, la fe en el karma, en la reencarnación, en los ángeles ( Solo creo en L.A: Woman de The Doors). ¿Para qué pensar en un más allá, si no quiero vivir eternamente?

No creo que por mis actos en esta vida me vaya a condenar a vivr eternamente en un infierno o en un paraíso. Sí me la dieron etsa vida fue precisamente para que hiciera lo que yo quiera con ella. Nada más, nada menos.

No puedo creer en el karma, pues me parece absurdo que si me porto mal en esta vida vaya a renacer como un gusano en la otra (gusanos ya lo somos todos y ellos se encargarán de demostrárnoslos una vez que estemos enterrados), pues un gusano, o una cabra, o una boa, o un pinche chimpancé, solo puede hacer lo que el instinto le pide: Comer, matar o huir, cagar, coger ( hay que mantener a la especie). Nada más y nada menos. Puro instinto nada de razón: Cómo puedo eso generar karma, o buena energía. Un león matará porque ese es su instinto, no porque sea cruel.

Te dejó este poema que escribí en ese momento de ¿casualidad? ¿suerte? No lo sé. No le pongamos nombre.

Solo te dejó un poema.


21 gramos


La muerte pesa,
muerde,
rasguña,
siempre te quiere a sus pies.

Te alejas de su sombra,
llegas hasta donde el sol se pierde
taciturno y cansado.
Ahí en donde reposa tu cuerpo,
la sangre que calienta tu pecho.

La muerte engaña,
se alimenta de sus mentiras,
te sorbe el seso,
solo busca que caigas a su lado,

que tus besos alimenten su soberbia,
que tus manos acaricien su despojos.

(No dejes que te engañe con sus besos,
no dejes que te atrape con la mirada.)

Yo no sé escribir oraciones,
no sé decir las palabras correctas
para alejarte del miedo,
para despejar el cielo.

Sé que el amor esta ahí,
en nuestras manos,
en la memoria táctil de nuestra piel,

en medio del silencio de la sala,
en medio de la noche incierta que tenemos que pasar.

Sé que el amor es la fuerza que une el tiempo,
con la ligereza del aire,
con la ansiedad nocturna del tiempo.

Solo sé que la muerte es traicionera,
Tristemente traicionera.

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