Gritos

sábado, 22 de noviembre de 2008 | |

Me despierto azorado por los ruidos que entran por la ventana. En la oscuridad que me rodea, me doy cuenta que no he estado soñando. Son gritos, gritos de mujer que solloza, que suplica. Provienen de alguna parte indeterminada de mi edificio:Hay golpes secos, mentadas de madre dichas en susurros. Pero sobre todo hay sollozos.

Me levantó y me acercó sigilosamente a la ventana. Nada, ni una luz. Solo la oscuridad de una noche de invierno. Nada. Los gritos parecen haber terminado, apagándose de imporviso. Los sollozos se han escondido.

Tomó un cigarro de la mesa y lo enciendo. Es extraño,pienso, esos gritos se escuchaban, entraban por esta ventana, sacudiendo el silencio. Ahora nada. El silencio.

Fumó un par de caladas, tomó un vaso con agua y me doy la vuelta, de regreso a mi cuarto, en donde me espera la oscuridad y mis cobijas.

En cuánto cierro los ojos, los gritos están otra vez: En mi cabeza, en mis oídos.

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