1
Leo poemas que no me pertenecen. Escribo canciones de amor a mujeres desaparecidas en barcos hundidos en las costas de Campeche a mediados del siglo XIX. Soy la nota aguda en un delirante disco de soul.
2
Te puedo ver caminado sola a través de la montaña, subes entre tierras heladas, verdes, húmedas. Tierras en donde las palabras las escribe el silencio, tierras en donde el silencio se extiende como el manto protector de la oscuridad que te circunda. En la esquina del mundo, solo el ruido del viento te lleva mis besos.
Te veo dormida en mi sueño. Eres la niña que circunda mis labios. La voz de los planetas que me sutura las grietas. Mi corazón es el caos y yo soy el ladrón de tu tranquilidad.
Sé que mi vida caerá derrotada por el rayo, pero aún así me aferró a seguir vivo, caminar de frente, con la vista clavada en el infinito.
Sé que mis manos son el fuego, que todo lo que tocan se consume.
Sé que mi corazón palpita de noche.
Sé que sin tus labios la tierra se hace angosta, el tiempo inmenso.
Sé que soy el destructor, el que corta el aliento.
El asesino de todos mis sueños.
3
Sabes que el tiempo pasa, corre. No se detiene.
Sabes que tus labios me enloquecen, qué las noches se hacen cortos pensando en ellos, que el tiempo no es un enemigo,
qué los ratones no me carcomen el corazón,
qué mi corazón no vive en una noche tormentosa.
Sé que todas mis noches son el infierno,
qué destruyó todo lo que encuentro a mi paso.
La violencia de una conciencia solitaria, tomada por el vértigo y las noches.
No saber qué el sexo no mata.
No saber qué los buenos consejos siempre vienen enlatados.
Qué el camino más cerca entre dos puntos siempre es en zig zag
Qué los buenos consejos siempre vienen enlatados.
Leo poemas
jueves, 17 de septiembre de 2009 | Publicado por Historias | Noticias | Regresiones | Reflexiones | Revelacionnes en 0:29 | Etiquetas: Poesía
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